6 may 2008

2.2.1 Importancia de la Comunicación no Verbal en los Discursos Públicos.

Solemos estar tan pendientes de lo que decimos con las palabras que a menudo olvidamos “controlar” lo que decimos con los gestos, de manera que mediante el tono de la voz, la orientación corporal, la expresión del rostro o la dirección de la mirada transmitimos a nuestros interlocutores e interlocutoras mensajes mucho más elocuentes y sinceros, aunque no siempre tan corteses como los que acertamos a pronunciar en nuestro discurso verbal.

Pocas veces se ha concedido a tales complementos no verbales la importancia que realmente tiene en la comunicación cara a cara. Sin embargo, en dos ámbitos muy concretos sí se conoce y se valora el hecho de que en el comportamiento no verbal reside la clave de la credibilidad. Desde hace varias décadas se investigan los efectos psicológicos de los recursos no verbales y se aprovecha al máximo el rendimiento del paralenguaje, la kinesia, la cronemia y la proxemica y sus efectos persuasivos sobre las personas receptoras: uno es el ámbito de los anuncios publicitarios; otro es de los discursos públicos, especialmente los de carácter político, pero también los religiosos.

No es un invento de nuestros días la utilización de los recursos no verbales como refuerzo de la retórica verbal. Algo de eso sabían ya los antiguos y antiguas sofistas, que dominaban el arte de manipular la palabra despojándola del “lastre” de su significado; pero no sólo de la palabra, sin más, sino de la palabra pronunciada ante un público atento, que mal podría aceptar una argumentación si no la veía confirmada y reforzada con gesto. Aquella herencia la recogen hoy fiscales y abogadas y abogados defensores, sobre todo en los sistemas judiciales basados en la intervención de un jurado al que se ha de convencer de la inocencia o culpabilidad de una persona acusada de un delito.

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